El arte es una mentira que nos permite decir la verdad.
Pablo Picasso

sábado, 25 de febrero de 2012

Seguir creciendo.


Oh, la obviedad y su juego aturdidor.
Desde los tiempos inmemoriales en los planetas se alinearon prediciendo una catástrofe y nací, la obviedad ha sido una traba importante en mi vida, aunque yo no lo supiera.
Esas mentes lógicas que obvian detalles sin aparente importancia, parad y escuchad, puede que esto os ayude un poco como me está ayudando a mí desde hace unos días.
¿Qué significa crecer?
Crecer significa tantas cosas, tantos pensamientos, tantas relaciones y tantas letras de canciones que podría escribir durante horas y horas y se me escaparían millones de pequeños aspectos de esa actividad tan bizarra porque nunca se deja de crecer, y es imposible saberlo todo. Pero hay algo que la obviedad nos enseña y se guarda en el bolsillo para después salir corriendo. Lo has visto, pero se ha ido y no te ha dado tiempo a pensar en ello detenidamente ni ha entender qué significa en realidad.
Muchas personas que están pasando por esa adorable etapa llamada "Adolescencia" están deseando crecer para "ser libres". No sé si se habrán parado a pensar en el maravilloso significado de esa expresión, o simplemente lo dicen porque suponen que al crecer sus padres dejarán que hagan lo que quieran, dejaran de preocuparse a todas horas por ellos y se podrán ir de casa a hacer lo que quieran (si las condiciones de este país lo permiten, claro). En este momento es cuando la obviedad aparece y nos saca la lengua. "Eh, tú, mente filosofica que intenta sacarle una reflexión profunda a cualquier pensamiento o concepto que se te cruza por delante, si quieres escribir algo que haga llorar sobre el crecimiento, no te pares en el apartado de la libertad, porque eso ya está muy visto y todo el mundo lo sabe." Oh, obviedad, fulana desalmada.
¿Qué significa ser libre?
Ser libre significa tantas cosas, tantas revoluciones, tantos llantos, tantos poemas hermosos que podría estar escribiendo horas y no sacaría ni una milésima parte de nada en claro.
Pero quizá, si intentamos relacionar el crecimiento con la libertad nos encontremos ante algo en lo que jamás habíamos pensado. Es cierto que al crecer, no dependes de los toques de queda que te implanten tus padres (aunque mis progenitores no sean demasiado flexibles ante ese tema), no dependes de una autorización firmada para salir del instituto, enviar cosas por correo, matricularte en cursillos o hacer exámenes. Pero esa es sólo la parte obvia. La que la obviedad nos deja ver.
La parte que se mete en el bolsillo es la mejor. Es la libertad que no te condiciona a lo correcto, sino a tu nivel de responsabilidad. La que te hace más fuerte, pues te insta a que tú mismo pares los golpes, te confundas,seas negrigente e intentes buscar respuesta a tus preguntas hasta el punto de entrenarte para "ser" y "pensar". La que te enseña que vivir enamorado hace daño, y no te permite hacer buen uso de la cuerda con la que sujetas tus cometas, las personas que necesitas para vivir. La que te enseña que por el contrario, es vivir amando lo que te hace ser feliz, porque la cuerda de tus cometas es fuerte, pase lo que pase. La que recopila todas las anteriores cosas y te hace darte cuenta, muy poco a poco, de que es mejor vivir para encontrar que condicionar tu vida a buscar, que el siempre y el nunca sólo sirven cuando se tiene miedo a perder y limitan tu capacidad de movimiento, que si se tiene algo, no hace falta asegurarlo con un siempre o con un nunca, porque ya se tiene, ya se ama, ya se ha encontrado. Se puede ser libre y vivir sin estar condicionado a palabras, a acciones o a presuposiciones inseguras. Y sobre todo, se puede ser libre, porque el miedo y las ataduras que de él derivan ya se han ido.
Aun persigo a la obviedad para ver todas esas cosas que me he perdido. Sólo soy una principiante, pero me gusta lo que veo en el horizonte.

domingo, 5 de febrero de 2012

Respuestas bajo las piedras.

Mi profesor de arte del instituto, Patillas, nos manda a veces trabajos escandalósamente raros. Uno de ellos, hace tiempo, fue hacer una escultura con basura. Nos dijo que fuéramos atentos porque en cualquier lugar, en cualquier momento podríamos encontrar algo con lo que hacer la escultura. Además, nos contó que los grandes artistas, cuando tienen en mente hacer una obra, sin darse plena cuenta, entrenan el subconsciente para estar en busca de inspiración. Al igual que los diseñadores o los escritores. Esto quiere decir, que aunque ellos no estén totalmente pendientes de encontrar materiales con los que trabajar, temas que abordar o maneras de hacerlo, en cuanto algún aspecto de sus vidas les da una pista, ellos la atrapan.
Esto me impactó bastante. Me pregunté cómo haría para ir caminando por la calle, mirar una piedra o un contenedor y pensar en el trabajo que tenía que hacer. Generalmente cuando una persona va por la calle no está buscando materiales, va escuchando música y mira una piedra como mira un cacho de rama, sin que le salte la chispa de la inspiración, a no ser que sea un objeto o forma muy evidente que consiga llamarnos la atención.
Tengo que decir que no conseguí hacer lo que se me pidió. Cuando quedaba una semana para entregar el proyecto, a toda prisa busqué por mi casa cosas que no me sirvieran para construir mi escultura, que resultó ser un pájaro con un mecanismo de reloj en su interior (una caja metálica de caramelos).
Cuando tenemos una duda complicada, sobre un tema de controversia, o cuando no queremos afrontar una pregunta que te haces continuamente tendemos a pensar que la respuesta es demasiado complicada de encontrar, por lo que dejamos de buscarla. Esto a veces nos puede hacer sufrir. Porque si no se afronta lo que se tiene delante o si no se reconoce que no suele ser difícil, sino doloroso o si se aparca el tema, adiós muy buenas, la energía negativa va calando en nosotros.
A menudo, son preguntas tan dolorosas o tan enrevesadas o con tantas opiniones dispares, que no se pueden contestar en el momento. Entonces es cuando podemos comenzar a entrenar a nuestra mente para encontrar respuestas. Para relacionar cualquier reflexión o pensamiento que pueda llegar a nuestros oídos y formarnos una opinión. Podemos ir caminando por la calle, encontrar una piedra y encontrar un mundo. Y personalmente, para mí, no hay muchas cosas más satisfactorias que tener un momento de lucidez en el que te das cuenta de algo, en el que las respuestas comienzan a surgir por todas partes y de pronto, todo parece más fácil.

sábado, 4 de febrero de 2012

Periodo de lucha.

La ciudad se une en un clamor ensordecedor. Todos gritan, saltan, agitan los puños al cielo exigiendo justicia. Guerreros que han despertado del sueño, aunque todavía no lo suficiente. Luchando por salir de la dimensión en la que les han atrapado y les controlan disfrazando las cárceles de parques de atracciones con luces de colores envolventes y adictivas. Cada vez son más, pese a que los medios de comunicación pretendan ocultar su número y potencial peligrosidad.
Movimiento en las aulas. Protestas de descontento en las puertas de los centros educativos, incitando a los viandantes a unirse, a despertar. A tí que estás mirando, también te controlan, te roban, se ríen maliciosamente de tu inocencia, de lo pequeño que eres, y de que te gusta vivir en la ignorancia mientras ellos disfrutan de tus recursos vitales. Entre clases, estudiantes que deberían estar preparándose para "la prueba", pelean y pierden entrenamiento pintando sábanas con mensajes alarmantes para poder tener un futuro tras "la prueba", que descuidan más día a día. Las contradicciones se suceden, y los guías y maestros de la juventud, lloran por ellos, por los que no se dan cuenta de que es su vida la que está en juego y por los que sí lo hacen, y sufren. Les ayudan, les movilizan, intentan educarles, pese a todas las barreras que se presentan, para un mundo mejor. Ese que si no construyen ellos no existirá.
Se encierran en el trabajo, para seguir protestando, se tapan con mantas y corren disfrazados de ladrones por las calles Se ponen máscaras anónimas, inventan y expanden consignas, hacen pintadas clandestinas en las calles, reparten folletos informativos con la esperanza de que no acaben en la papelera más cercana, ruegan el ejercicio del pensamiento y crean grupos de resistencia en la red, la misma que intenta someterles y reprimirles.
Mientras tanto... siguen creciendo.

sábado, 21 de enero de 2012

Amigos. Boto. Parte de mi familia.


Todo el mundo debería tener un Boto. Porque Boto vive en armonía. Porque Boto no le da importancia a cosas que no la tienen, y menos si se trata de algo dañino. Porque Boto es un guardián, te hace sentir querido.
No sabría muy bien cómo calificar a Boto. Él era mi primo los viernes, mi tio los sábados y mi hermano los domingos. Me crié con él y aprendí a ser quien soy en parte gracias a él. Recuerdo el momento en el que lo conocí. Fue jugando. Con Boto siempre es un juego. Boto, en su interior tiene un espíritu puro, comprensivo, él sabe que para los niños todo es un juego, así que hace de todo una oportunidad para divertirse y aprender, dos de las cosas que mueven mi vida. Y así me conquistó. Boto me enseñó a atravesar el desierto de Dune sin que me comieran los gusanos gigantes, me enseñó tácticas de supervivencia y de ahorro. Me enseñó a pintar con comida, a dormirme oyendo historias fantásticas sobre animales que viajan, sobre peregrinos del tiempo, sobre castillos que andan y piedras mágicas que conceden deseos. Junto con mis padres, me enseñó a amar la naturaleza, a luchar por mis ideales con argumentos racionales, a amar el arte, la cultura y los libros. Me enseñó a decir que quiero beber en alemán, me enseñó a beber cerveza. Me enseñó a ser pacífica y a soltarme. Me enseñó lo raro, lo que no había visto nunca.
Cuando Boto entró en nuestras vidas, nos volvimos más bohemios. Empezamos a interesarnos más por nuestro alrededor. Nosotros lo conseguimos a él, y él nos consiguió a nosotros. Su familia elegida, esa que no le juzga por cómo es, por lo que hace. Esa que le apoya y admira esa humildad, esa paz, esas ganas de salvar el mundo, esa bicicleta todoterreno para no contaminar, esa música extraña que nadie escucha, esas pizzas caseras con vino, esa ropa despareja, esa voz aguda que desafina cuando canta, ese "Me da igual lo que piensen de mí, no es importante. Voy a ser feliz cueste lo que cueste, y sería genial que vosotros también lo intentaseis. ¿Os apuntais a un concierto celta?"
No es la fuerza lo que lo hace especial, ni tampoco la belleza exterior. No es su facilidad para captarlo todo o su agilidad. Es la constancia y el empeño que pone en cada cosa que hace. La dedicación con la que vive, la paciencia que tiene, su empatía, generosidad y todo el amor que lo mueve. Y está prohibido concebir a Boto como la despreocupación personificada. Pues con apenas mi edad ya estaba enterado de todo y formadas muchas de sus opiniones. No me es dificil imaginármelo con quince años menos poniendo verde a algún político canalla de la manera más humorística y exagerada posible.
Creo que si Boto no hubiera entrado en mi vida, yo no sería quien soy ni por asomo. Sería más triste, no habría hecho ni la mitad de cosas. No habría plantado ese árbol, leído ese libro o hecho ese dibujo. Creo que si Boto no hubiera entrado en mi vida, Aquarela no existiría y no sabría cómo existir.
Todo el mundo debería tener un Boto que le llevara a manifestaciones, a reforestaciones, a exibiciones de capoeira, a exposiciones, a la biblioteca, pese a que tardara demasiado en hacerlo y una Aquarela de siete años se enfadara con él. Y Boto simplemente recibiera el enfado con los brazos abiertos y pensara “Perfecto. He creado un monstruo. Mi plan va sobre ruedas.” Y acto seguido, aguantara, jugara y riera durante horas haciendo uso de su espíritu juguetón y de su asombrosa capacidad de ponerse en la piel de dos fantasiosas niñas.
Pese a la asombrosa capacidad del típico joven actual de atraer la indiferencia o el tormentoso enfado adulto, Boto ama a las personas por quienes son, y no por la edad que tengan. Es capaz de hacer que un niño se sienta importante, respetado y escuchado, pues valora toda opinión sin discriminación. Aunque eso a veces le haya traido problemas del calibre de "Aquarela es muy pequeña para ver eso, Aquarela no se acuerda de ponerse la chaqueta sola o a Aquarela todavía no le interesa mucho la economía". Ahora que puedo mirar con un poco más de perspectiva, Boto siempre a sido así conmigo, me ha contado sus cosas, me ha hecho partícipe de sus descubrimientos.
Estoy orgullosa de Boto. Es una persona que ha decidido viajar y aprovechar su tiempo. De aquí para allá, no importa. Todo puede convertirse en una buena experiencia con una sonrisa y energía positiva. ¿Para qué hacer mala sangre? Haz de tu vida una buena historia y no te preocupes o enfades por cosas que no son importantes. Esa es su filosofía de vida. El respeto por la felicidad, la armonía con el entorno, el pensamiento. Cuando sumas todo eso, cuando encuentras la inteligencia aplicada a la felicidad y al amar a los demás, el resultado es una melodía exótica llena de color, de danza. Es Boto.