El arte es una mentira que nos permite decir la verdad.
Pablo Picasso

lunes, 31 de octubre de 2011

Soy to lerda.


Hoy, para empezar a contaros mi vida, voy a utilizar una de las estructuras sintácticas que más me gustan, que más uso, que más hasta las narices vais a estar de leerla. Preparaos que ahí va.
Desde que me parió mi madre, soy to lerda.
Vamos a ver, no esque sea lerda de ser lerda entendiendo el concepto lerda como esas personas que se emborrachan en una ciudad desconocida y sin amigos que por lo menos se pierdan con ellos. Que si lo habeis hecho, pues nada, bien por vosotros impulsivos cachorros. Soy lerda en el sentido de que soy... un poco inocente. Y si a eso le sumamos que siempre estoy en la séptima nube a la izquierda, pues teneis mi coctel de lerdez (¿Esa palabra me la acabo de inventar?)
Si tu me dices (ven, lo dejo todo) que tienes un perro mutante, o un bosque, o un transanlántico con placas solares, yo me lo creo. Y no exagero, puedo poneros unos cuantos ejemplos.
Empecé a sospechar de mi cóctel de lerdez cuando Speed me puso una presentación de imágenes al más puro estilo National Geographic y me dijo que las había hecho él. Yo, ilusionada, le creí. La cosa empeoró cuando un niño me dijo que tenía un tio millonario que iba a comprar una casa con piscina para que se bañara en verano. Me lo creí. Aunque luego empecé a discrepar cuando dijo que su tio era rico porque había inventado internet. Este verano, con mis PrimoMonckey y PrimoPucheros, empecé a pasarme un juego de la Play. Estuvieron todo el tiempo haciendo bromas sobre spoilers y muertes de los personajes, que yo me creía hasta que Clumsy murmuraba desde las profundidades de las páginas de los libros. "Aquarela, es mentira." Hace poco, una chica de mi clase me dijo que estaba embarazada. Me lo dijo tan seriamente que me asusté y me lo creí. Pero todo se derrumbó cuando dijo que estaba de trece meses. Y el día de mi cumpleaños, mis compañeros de clase firmaron todos una tarjeta para mí a mogollón en la mesa de al lado armando ruido y gritando como si aquello fuera la guerra y no me dí cuenta.
Entre estos, muchos otros casos de "¡Aquarela! ¡Que te están tomando el pelo!" Reconozco que yo también lo he hecho. Una vez, Princesa y yo hicimos creer a Patatas que tenía un hijo de tres años. Y se lo creyó. Me parece que en mi vida he sabido aguantar una broma tantísimo tiempo sin reirme. Patatas aún creerá que es cierto. Y cuando venga y pregunte por el niño no sabremos que decirle.
El viernes, saliendo de clases de arte de Sim, Pocahontas me llamó. Yo había quedado con Drums en ir a dormir a su casa, que por cierto, está en la punta del mundo (también llamada San Vicente). Cuando Pocahontas me dijo que me acompañaba y luego se volvía a casa, pensé que quería pasar un rato conmigo, así que volví a casa para encontrarme con ella. Ahora que lo pienso es demasiado pateo. Mi plan era ir en autobús, pero Madre, como tiene ese instinto maternal que sólo las personas que han pasado por el trauma del parto tienen, insistió en que nos llevara Padre. Total, que nos montamos en el coche rumbo a casa de Drums dejando antes a Pocahontas en la suya. Cuando a mitad de camino Padre no hizo amago de ir dirección a casa de Pocahontas, me dio por preguntar por qué. Pocahontas dijo, descojonándose como nada, cosa que en el momento no me pareció sospechosa pero ahora que lo pienso es irreal, que no pasaba nada, que iríamos a casa de Drums (que insisto, está en la punta del mundo), y luego se volvería a casa cargada de vestidos.
Al final llegamos a casa de Drums Padre y yo. Padre insistió en quedarse allí hasta verme entrar. Yo pensé que era preocupación paternal, aunque ahora que lo pienso Padre casi no tiene de eso. Me reuní con Drums y Latin en la puerta. Drums me pidió mi palestina. Pensé que íbamos a algún sitio y como ella iba en manga corta tenía frio. Ahora que lo pienso, estábamos en la puerta de su casa, a la que podía subir a coger una chaqueta. Menuda gilipollez. Drums me puso la palestina en los ojos gritando "¡Es tu cumpleaños!" Pensé que me había hecho una tarta y la había escondido en algún sitio. Ahora que lo pienso, ¿para qué me va a tapar los ojos para llevarme a ver una tarta?
De pronto, alguien me quitó la palestina y la mochila, la luz se encendió y fui sepultada por un millón de globos de colores mientras muchas voces gritaban "¡Sorpresa!" Resistencia reunida y cantando cumpleaños feliz.
Y no me dí cuenta de nada, pese a que hacía más de una semana que lo había planeado todo, Drums había insistido un montón en saber a qué hora y cómo llegaría, Pocahontas apareció en mi casa milagrosamente a las nueve de la noche, Padre se quedó esperando en el coche hasta que me vio entrar, y Drums me pidió mi palestina porque "ella no tenía".
Soy to lerda. No me suelo dar cuenta de las cosas que me ocurren, o de cuando utilizan el sarcasmo conmigo. Me podeis hacer todo tipo de bromas el Día de los Inocentes, porque me lo creo todo.
Aunque por otro lado, las sorpresas son triples. Y a mí me gusta que me den sorpresas.

4 comentarios:

  1. Eh, con San Vicente no te metas, que te pego yo a ti xDD (pero sin pasarme).
    Y que sepas que no eres la única inocente en este mundo, yo te acompaño desde la otra punta del mundo :3

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  2. A todos nos ha pasado de no sospechar de cosas, pero es que tú te llevas la palma. Eso sí, ¡a mí siempre me descubres! Claro, como yo soy tonta... xDD

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  3. Ains, cuánta inocencia y qué mal repartida. Eso es bueno, porque es que confías en los demás. Pero, como todo, en exceso es malo. En fin. Qué simpatiquillos que sois los del levante... Cuánta inocencia profesáis.

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  4. Me recuerdas a mí. Aunque suene egocéntrico y todo eso, pero es que mis familiares siempre me dicen que soy precisamente "demasiado inocente". También me he creído cosas como las que has dicho, y más encima viniendo de mi hermana pequeña. Imagínate pararte a pensar que tu hermana pequeña te da 20 vueltas o más. Qué horror.
    Eso sí, lo de la fiesta ya es brutal xD. Espero que lo pasaras genial por cierto =).

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