Everything when better than expected

Me siento feliz.
A pesar de que estamos en la etapa de las tres semanas infernales, no duermo bien por las noches, echo de menos a Silhouette y hace dos semanas que no pruebo un dulce.
Me siento feliz de estar viva.
Me siento feliz, porque esta mañana, hemos estado Troll, Spok, Tiki y yo descolgando los cuadros del Pasillo Gran Vía (que es donde está todo en el insituto) para llevarlos a una sala de exposición que nos ha concedido el ayuntamiento. Me haría mucha ilusión ver mi nombre en un panfletito.
Me siento feliz, porque aunque el profesor de Filosofía no ha venido, pese a sus amenazas de sangre brotando y carne ardiendo, y no hemos podido hacer el examen más difícil del curso, lo ha aplazado a mañana y no al martes que viene.
Me siento feliz porque la profesora de gimnasia nos ha dicho que puede que finalmente nos concedan aulas prefabricadas y podamos seguir en nuestro instituto por la mañana.
Me siento feliz porque hoy Patatas me ha boicoteado jugando al beisbol y mis compañeros de equipo lo han visto y no le han dejado hacer ni una sola carrera.
Me siento feliz, porque veo que puedo conseguirlo. Que aunque siempre, cada paso que demos, cuenta para selectividad, nadar sabe mi llama el agua fría y siento que lo estoy haciendo. Que me estoy superando a mí misma, que nada ni nadie puede detenerme, que aunque me empujen y me escupan, o peor, yo misma me tire al suelo, me levanto y sigo andando. Y que si no puedo yo sola, siempre hay a mi alrededor mil manos tendidas dispuestas a ayudarme, y a darme esos ánimos que yo sola no sé.
Y me siento feliz, porque, como Clumsy sabe que me cuesta mucho dormir últimamente, viene a mi habitación y me lee un rato hasta que ve que ya no la escucho.