Mi regalo.

El mejor regalo de cumpleaños que una persona puede tener es ser feliz.

Muchas cosas me hacen reir y disfrutar. Pero si no tengo a nadie con quien compartirlas no son ni la mitad de hermosas. ¿Qué me hace feliz? Hay tres cosas que debeis saber de mí nada más conocerme.

1.- Tengo una memoria de elefante.

2.- No sé decir que no.

3.- Lo que me llena son las personas.

Este último punto es largo de explicar. Pero puede resumirse básicamente en que, soy feliz si los demás son felices. Lo que me acelera el corazón es ver a alguien dar saltos de alegría. Si lloras, yo lloro contigo.

El mejor regalo de cumpleaños que puedo tener es disfrutar de las personas que hay a mi alrededor. Porque las hay variadas y hermosas. Y mis amigos. Medio-parafrasearé a Marcos Vidal para describirlos.

Mis amigos, que no son muchos, pero son especiales, no los hay mejores en la tierra. Ellos me hacen darme cuenta de que el amor es grande.

Mis amigos, que no tienen temor a los leones en la arena. Que son felices si yo lo soy, que me protegen y ayudan aunque les cueste un esfuerzo mayor.

Mis amigos, personas extrañas, viajantes. Personas que me respetan, pero saben cómo regañarme y hacerme entender lo que he hecho mal sin dejarme por los suelos. Porque me quieren como soy, aunque conozcan mis defectos y debilidades más profundas.

Mis amigos, a los que no puedo engañar, porque como he dicho me conocen, ellos llevan mis heridas y mis miserias en su pecho, me tienen presente y me apoyan y ayudan sin echarmelo en cara o pedirme cuentas al respecto.

Mis amigos, peregrinos incansables que no se rinden jamás, luchadores de marfil con resistencia de acero, cuya batalla soy yo.

Mis amigos, de cualquier parte, en sus frentes brilla el sol de la felicidad, en sus manos siempre hay pan, el que me mantiene viva.

Mis amigos, que no me traicionan, ni me engañan. Los más bellos que he visto, pues hasta en medio del dolor han conseguido sacarme una sonrisa, o incluso una carcajada.

Mis amigos, de quienes no tengo que dar nombres o apellidos. Pues ellos de sobra se saben aludidos.