El arte es una mentira que nos permite decir la verdad.
Pablo Picasso

sábado, 16 de julio de 2011

Algo que odio de mí.

No me gustan las despedidas. Ni los finales. No creo en ellos y por eso me frustro cuando parece que algo acaba. Acaba una historia, unas vacaciones, una etapa. Me resulta demasiado complicado despedirme de algo o de alguien. Hasta el punto de entristecerme en demasía. Mi exagerada reacción puede parecer hasta insana. Pero no puedo contrarrestarlo, no puedo pararlo. Y lo peor, no puede gustarme, y tengo que aceptar eso de mí.

3 comentarios:

  1. Ostras, lo de no creer en los finales es un poco raro.
    Yo preferiría poder prescindir de las despedidas, pero a veces son necesarias. En ocasiones son muy necesarias. Y contadas veces las necesitas como el agua o el aire. Despedirte de algo, de una etapa, y empezar otra; porque si no lo haces corres el riesgo de quedarte atrapado para siempre o, al menos, durante más tiempo del recomendable, y eso no mola nada.
    Supongo que tú te referirás a algo concreto y yo me estoy llevando el tema a mi terreno, pero bueno, así soy yo, jajaja.
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Nadie acepta la despedida de Harry Potter...aunque las despedidas de la vida real tampoco me gustan.

    ResponderEliminar
  3. Claro que son necesarias, dímelo a mí, cambio de instituto y el año que viene de ciudad. Pero las odio, y ya está xD
    Light Shine, si es que los personajes de cualquier historia son tan reales para mí... Pero de todas formas esta entrada se aplica a cualquier situación.

    ResponderEliminar

Deja que las palabras fluyan de tí y traigan a mi playa tu sonrisa.